Una amiga me mandó una curiosa reflexión –sin autor conocido- sobre la noche:
En muchos idiomas europeos la palabra “Noche”  está compuesta por la letra “N”, seguida del número 8 en cada uno de los idiomas de cada país.

La letra N es el símbolo matemático de un número elevado y el número 8 (acostado) simboliza el infinito. De esta manera, en muchos idiomas “Noche” significa “la Unión con el Infinito (N+8)”.   Veamos algunos ejemplos:

PORTUGUÉS noite = n + oito (8)

INGLÉS:night = n + eight (8)

ALEMÁN: nacht = n + acht (8)

ESPAÑOL: noche = n + ocho (8)

ITALIANO: notte = n + otto (8)

FRANCÉS: nuit = n + huit (8)

Latín: N + octem (VIII)

GRIEGO: Niktos=n+Okto (8)

Ocho horas de sueño en que accedes y conectas  con el infinito y si además te propones estar lúcido en tus sueños, no se puede pedir más. 

Como reflexión alquímica, podríamos añadir que la letra N del alfabeto español corresponde a la letra Noun del alfabeto hebreo. Según el análisis de las letras del código hebreo realizado por Kabaleb, Noun significaría: abundancia, plenitud, bienestar, disfrutar y gozar de lo bello.

Siguiendo el razonamiento antes expuesto, podríamos decir que “noche” significa “disfrute infinito”. Sería un espacio en el que el alma puede gozar de forma infinita, sin los límites que le impone la conciencia analítica cerebral, sin las restricciones que le marca la materia. 

El número 8, según la Astrocábala de Kabaleb, corresponde (en el Árbol Cabalístico) a Hod/Mercurio, el planeta que se encarga de bajar los contenidos del cielo a la Tierra, ejerce las funciones de correo del Zar. En efecto, a través del proceso onírico, nuestros guías angélicos nos transmiten mensajes que nos ayudan en nuestra vida cotidiana. En este sentido, la noche sería el momento en el que disfrutamos sin límites ni fronteras de ese contacto con nuestro cielo personal.

La noche también tiene una relación con el inconsciente, con la parte de nuestro ser que está oscura, porque se sitúa por debajo del umbral de nuestra conciencia. 

La Alquimia Genética –a la que podemos definir como un sueño lúcido- nos ayuda a realizar ese trasvase del inconsciente al consciente. Nos permite disfrutar de los contenidos de esa “noche”, con la idea de poder optimizar nuestro día.