33. Hollywood: Apocalypse now

Este fue el título de una película de la factoría de Hollywood que probablemente muchos han recordado recientemente. No por el contenido de la cinta, sino por su evocador título. En efecto, las recientes inundaciones en Valencia (España) y los incendios en Los Ángeles tienen, según la percepción de muchas personas, tintes apocalípticos.

Apocalipsis, que se traduce como «Revelación», es la primera palabra del enigmático mensaje que fue inspirado al apóstol Juan por Cristo. Juan, el único discípulo que acompañó al Maestro hasta el pie de la cruz, simboliza la parte de nuestro ser que guarda una mayor cercanía y afinidad con la fuerza crística. Esta fuerza nos capacita para sanar, equilibrar nuestra psique, promover la unidad, amar sin límites y establecer una conexión profunda con el Padre.

En los albores de la era de Acuario, la humanidad está recibiendo una Revelación. Cada persona elige cómo desea que le llegue: ya sea desde lo alto, a través de los mundos del espíritu, o desde la esfera que los cabalistas denominan Malkuth, el mundo material. En el primer caso, los mensajes pueden manifestarse a través de la meditación, la canalización, los sueños o la conexión divina. En el segundo, se presentan a través de circunstancias, que pueden ser situaciones difíciles, dolorosas o incluso catastróficas.

Para percibir la Revelación a través de la meditación, es fundamental distanciarse momentáneamente de los estímulos y distracciones que nos ofrece la Matrix. Esto implica salir de nuestras poltronas y de las áreas de pensamiento en las que nos sentimos seguros. Este proceso nos lleva a adentrarnos en nuevos territorios y observar la vida desde una perspectiva completamente nueva. Así es como se ven forzadas a actuar las personas que han perdido su hogar, sus costumbres y sus pertenencias en un desastre.

El desafío que nos plantea el universo en este momento es alejarnos de todo lo que representa nuestras seguridades, así como de las ideas y emociones en las que nos hemos atrincherado, para recibir una Revelación, un mensaje desde la parte más elevada de nuestro ser, pero sin que nuestro hogar tenga que ser borrado del mapa.

Ya no son tiempos de medias tintas; las circunstancias parecen apretarnos las tuercas y obligarnos a tomar decisiones. Vivimos en un universo interconectado, como afirman los científicos más punteros. De ello se deduce que si ocurre un suceso en cualquier rincón del planeta, todos sus habitantes estamos, de alguna manera, involucrados.

Partiendo de este supuesto, podría preguntarme en qué parte de mi ser se está produciendo este incendio o esta inundación que causan tantos estragos. En otras palabras, ¿en qué área de mi psique estoy desaprovechando mi fuego interior: mi entusiasmo, mi luz, mi voluntad y mi capacidad de iniciativa? O bien, ¿dónde he permitido que mis aguas internas—mis emociones—se desborden, anegándolo todo a su paso? O, ¿Dónde se están librando esas batallas internas, similares a las guerras de Gaza o Ucrania? Etc.

La Era de Acuario, en la que nos estamos instalando, es la era de la conciencia. La presencia de Plutón en este signo nos invita a formularnos este tipo de preguntas. Cada uno elige cómo desea recibir la Revelación, pero lo que no podemos hacer es cerrar los ojos, seguir con nuestras habituales rutinas y actuar como si nada estuviera ocurriendo. 

Algo grande se está preparando entre bambalinas, y tiene que ver con el despertar de nuestro Cristo interior, de nuestra bondad, generosidad, altruismo, sabiduría y capacidad de amar. Amar sin límites ni fronteras, amar porque sí. 

En las zonas que han padecido las catástrofes se han producido movimientos solidarios de gran envergadura, pero, ¿es realmente necesario que ocurra algún suceso dramático para que despleguemos la fuerza de nuestro corazón?

Esa es la pregunta que queda en el aire hasta el próximo episodio de la saga apocalíptica.

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