32. Adicción al trabajo = falta de autoestima

El adicto al trabajo –o workaholic en inglés– es aquella persona que conoce el momento de inicio de su jornada, pero nunca sabe cuándo termina. Tiene un horario de entrada, pero no de salida. Se esfuerza por establecer plusmarcas y récords, como si estuviera en un espectáculo circense, siempre buscando el «más difícil todavía».

¿Y por qué lo hace? A menudo, todo se reduce a la necesidad de que reconozcan sus méritos. Generalmente, estas actitudes se fractalizan, es decir, se extienden más allá de su ámbito profesional y afectan otros aspectos de su vida. Es en este momento cuando la persona se esfuerza por ser pluscuamperfecta en su entorno familiar, amistoso y social. Aspira a ser el hijo o la hija perfecta, la amiga ideal, porque el reconocimiento ajeno se convierte en su principal motor.

Es una forma de alimentar su autoestima, pero es completamente ficticia, como de cartón piedra. Tal vez la manera más auténtica y eficaz de nutrir la autoestima sea conocer y vivir de acuerdo con el propio plan de vida. Implica ser consciente de la propia grandeza, disfrutarla y compartirla con el entorno. 

Todo lo demás suele convertirse en una trampa egoica, y como todas las trampas, con el tiempo acabará siendo descubierta. El reconocimiento que realmente satisface es el que proviene del Padre o del Yo Superior por la labor bien hecha. Es preferible reservar las plusmarcas para las Olimpiadas.

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