Urano es la primera manifestación visible del Padre, es el heredero de sus virtudes y el camino que conduce a Él. El Padre, Kether/Corona, es la voluntad invisible que lo origina todo y se encuentra en todo. Pero cuando las virtudes del Padre se hacen visibles, es el rostro de Hochmah/Urano el que aparece, el de la Sabiduría, del Amor. En el orden planetario, Urano es el iniciador, el que descubre, el que revela; es la chispa permanentemente activa para encender el fuego de la conciencia. En el mundo intelectual su influencia no conduce activamente a la inteligencia, al descubrimiento de la verdad, sino que actúa por revelación, a la manera de un flash intuitivo que ilumina de golpe un paisaje oscuro.
Si el individuo sabe lo que busca, si ha perseguido conscientemente el conocimiento, la revelación uraniana le proporcionará la evidencia que le faltaba. Al hombre sin inquietudes espirituales, el impacto uraniano le pasará desapercibido o lo percibirá como un ramalazo de locura, como una idea descabellada que le sobreviene, una idea que estalla en su cerebro y que no es el resultado de una búsqueda consciente.
Urano se revela siempre al alma cuando el individuo ha alcanzado cierto nivel espiritual y entonces queda impregnado de su saber y conoce los secretos de la organización cósmica sin necesidad de haberlos estudiado. Para el buscador de verdad, Urano es el encargado de llevarle el regalo de la providencia, la recompensa de sus investigaciones. A veces es una palabra, un gesto, una situación, que produce en la mente del filósofo el “clic” que evidencia algo que estaba ahí y que antes no veía.
Urano aporta a los sentimientos la revelación de un mundo más alto, el del Padre, por la vía del Amor. En su empuje de nuestros sentimientos hacia arriba, la misma dinámica de la ascensión producirá la ruptura con lo de abajo. De ahí que en la Astrología mundana, Urano aparezca como el que rompe, pero esa ruptura es debida a la elevación de nuestros sentimientos respecto al nivel en el que nos movíamos antes y, por lo tanto, puede implicar la desconexión con las personas a las cuales esos sentimientos nos ataban.
En el mundo físico, Urano manifiesta su faz destructora, ya que su intensidad vibratoria, su desbordante amor no permite conservar la personalidad de lo que es diverso, y mientras la luz se va con la luz, las tinieblas se unen a las tinieblas. Urano pulveriza todo lo que no es conforme a los planes del Creador. Toda idea de castigo, de represalia, es extraña a la naturaleza de Urano-Hochmah. Lo negativo que pueda venirnos de él es una consecuencia de nuestras defectuosas edificaciones, de empresas siniestras con las que trafica nuestra naturaleza inferior.
Urano es el responsable de la radiactividad natural. De alguna forma podemos decir que Urano separa el bien del mal, haciendo que este último sea cada vez más fácilmente reconocible. Entendiendo el mal como aquello que frena o bloquea nuestra evolución, el cumplimiento de nuestro plan de vida. Su acción desintegradora es una acción liberadora, pero el hombre ama sus sombras y raras veces comprende el mensaje.
La astrología moderna ha atribuido a Urano la regencia de Acuario, aquel planeta estaba allí y era preciso darle el mando de un signo, pensaban ellos. Pero por lo que acabamos de decir se comprende fácilmente que no se le puede dar a Urano mando alguno sobre lo establecido. En efecto, con su vibración solo puede destruir aquello que toca, separando la energía de la materia. Urano es el dispensador de amor universal que transita nuestras naturalezas y abre nuestros ojos a lo divino. La astrología convencional considera Urano como la octava superior de Mercurio, pero para la astrología esotérica, es la octava superior de Venus. Lo cual concuerda con las enseñanzas de la Mitología, que refieren como Venus nació de la sangre de Urano, al sufrir la mutilación de sus órganos por manos de su hijo Saturno. Urano rige todo lo que está más allá de lo real, los inventos las innovaciones tanto en el dominio de la técnica como de la ciencia. Nos aporta la sabiduría divina en nuestras acciones humanas. En el cuerpo físico, rige la piel, que es el elemento más exterior, como Urano lo es en el orden planetario.