Ofrecemos a continuación un texto que pertenece al libro de Kabaleb Curso de Iniciación a la Astrología y al Tarot (Ed Índigo, 1989).
La Astrología es la ciencia que estudia las pautas del discurrir universal poniendo a nuestro alcance los ingredientes -los signos del zodiaco- para realizar la gran obra, enseñándonos la forma de utilizarlos gracias a los movimientos planetarios.
La primera Astrología, la que viene del fondo de los tiempos, fue una astrología revelada. Entidades de linaje superior al humano “escribieron” en la naturaleza de la humanidad, el conocimiento y significado de cada una de las doce fuentes zodiacales y el sentido de la dinámica de los planetas al transitar por los signos. En cada uno de nosotros está “escrita” la dinámica cósmica […] Pero ese don divino que cada individuo ha recibido ha sido depositado en él en forma de semilla que debe arraigar en nuestra tierra humana, florecer al exterior y dar fruto.
El caso es que muy pocos seres humanos fueron capaces de trabajar internamente con esta semilla del conocimiento cósmico hasta que alcanzara el estado del florecimiento y del fruto. Para la inmensa mayoría de los humanos, esta es una semilla que llevan dentro y que les sigue de encarnación en encarnación sin encontrar una tierra propicia en la que florecer. Algunos, en la primitiva humanidad, hicieron florecer esa semilla y ellos son los que podríamos llamar los “profetas de la astrología”. Transmitieron lo que buenamente pudieron captar de esa “escritura sagrada que llevaban dentro”. Gracias a su trabajo, llegó a la sociedad la Astrología de Fuego, porque todo empieza con el Fuego, elemento divino que aparece en el mundo material en forma de semillas, sin las cuales nada puede florecer.
Sucedió luego que esa Astrología de Fuego, al circular de boca a oído, dio lugar a una clase de astrólogos que en lugar de desarrollar la ciencia escrita en ellos mismos, se dedicaron a transmitir lo que habían oído. Añadiendo elementos de su propia cosecha, que no procedían de su visión interna, sino de la cultura, de lo que habían oído, de lo que sentían ellos mismos, de su propia interpretación. Ello dio lugar a la aparición de la Astrología de Agua, procedente de los sentimientos de las personas que la transmitían.
Esa Astrología de corte sentimental es la que más abunda hoy en día. Los conocimientos astrológicos no han avanzado mucho y así, en cientos de manuales encontramos expresados los mismos conceptos con escasas variaciones. Los pocos astrólogos que han introducido conceptos nuevos han partido, no del propio potencial astrológico, sino tratando de interpretar la Astrología a través del psicoanálisis, de la sociología, de las estadísticas, sometiendo lo mayor a lo menor, tratando de sacar la verdad de supuestos que no siempre son verdaderos.
La Astrocábala puede considerarse como una Astrología de Aire, […], ya que permite entender de forma coherente el proceso cósmico, movilizando al lector para que participe intelectualmente en los razonamientos, poniéndolo en condiciones de decir si aquello que lee es erróneo o verdadero.
La Astrocábala permite desarrollar en el estudiante esa semilla interna que está en él desde el principio de los tiempos y establecer su propia verdad. No es una Astrología que suscite una dependencia maestro- discípulo, sino que promueve la aparición del maestro interno que libera al estudiante de toda dependencia.
La próxima etapa de la Astrología será la correspondiente al ciclo de Tierra. Una vez asimilada la astrología de Aire, los conocimientos así adquiridos podrán aplicarse al propio comportamiento y a la dinámica de las empresas. […] El sistema cabalístico trae consigo la fuerza de la lógica.