SOLEIKA LLOP

SOLEIKA LLOP

La Astrología, la Cábala, la simbología, la mística y otras muchas disciplinas han sido el pan de cada día durante mi infancia, adolescencia, hasta el día de hoy.

Picture of SOLEIKA LLOP

SOLEIKA LLOP

La Astrología, la Cábala, la simbología, la mística y otras muchas disciplinas han sido el pan de cada día durante mi infancia, adolescencia, hasta el día de hoy.

30. Ruidos que interfieren

abstract, lines, background-7578764.jpg

Cada vez que intento meditar, o simplemente relajarme en mi casa, parece como si un vecino –en ocasiones varios, como si se pusieran de acuerdo- adivinara mis intenciones y empezara a organizar jarana. Una jarana “tutti fruti”, que puede venir de una discusión de tono subido, como si mi vecino se hubiera tragado un amplificador. O de un equipo de música que hace temblar las paredes, o de unas obras (martillos, taladros), a las que mis vecinos son especialmente aficionados los fines de semana.

Esas fueron las palabras de Joana, que solicitó una sesión de AG para intentar hallar una explicación a su incómoda situación.

En mi libro El Metalenguaje de tu Vida, he dedicado un párrafo al tema de los ruidos. He aquí un extracto:

Ocurre a veces que en el transcurso de una sesión de AG se produzcan ruidos, como por ejemplo ladridos de perros, taladros, sirenas de ambulancias, de la policía o de los bomberos, gritos de algún vecino, portazos, etc., y esto puede ocurrir tanto si la sesión es presencial como si se realiza por teléfono o por Zoom.

Por otro lado, hay personas que se quejan de que sus hijos hacen mucho ruido y no les permiten meditar tranquilamente. O bien, porque algún familiar o vecino escucha la televisión a un volumen demasiado alto. Considerando que el mundo exterior es la continuación o réplica del interior, ya que todo forma parte de una misma y única realidad, podemos deducir que los ruidos de fuera son la proyección exterior, el reflejo, del estruendo interior. Una cacofonía cuyo origen son las múltiples voces que se entrecruzan en nuestras cabezas.

Según la clase de ruido que se produzca, podemos llegar a deducir el tipo de ruido mental que emite la persona. Un taladro indicaría que tiende a “taladrarse” la cabeza con ideas fijas, con creencias o con patrones heredados, con formas pensamiento que le están perjudicando. El ladrido de perro indicaría que se manifiesta una fuerza instintiva primitiva, o la tendencia a aprender con el sistema “al revés te lo digo…” (en el libro se explica por qué).

Una sirena podría ser indicativa de peligro, si es de ambulancia, tal vez se trate de un peligro para la salud. Si es de la policía, significaría que Marte –el policía del Zodiaco- está llamando la atención, teniendo en cuenta que este planeta está conectado con la justicia interior. Cuando se manifiesta, significa que algo hay que corregir en la forma de actuar, sentir o pensar. Si es una sirena de los bomberos, puede indicar que se está declarando algún incendio, es decir, que hay en la persona un exceso de luz/fuego sin asimilar o utilizar.

Un día, en el transcurso de una sesión de AG por vía telefónica, me resultó realmente difícil poder escuchar las palabras de la persona. Vivía en el campo y se escuchaban los cacareos estridentes y continuos de un gallo. El gallo simboliza el despertar, así que le estaban diciendo de forma repetida que despertara.

Recuerdo otra ocasión en que durante una sesión de AG, se escuchó, en el pasillo contiguo a la sala en la que nos encontrábamos, un taconeo digno de una bailaora de flamenco. De aquellas fuertes pisadas se desprendía sutilmente el mensaje: “aquí estoy yo, dispuesta a que se me note y ni se me ocurre pensar que hay más gente a mi alrededor”. Lo curioso fue que ese era exactamente el mensaje que se desprendía de la psique de la persona que estaba en la camilla. ¡¡¡Una Leo con cinco planetas en Leo!!!!

Lo sorprendente es que, en todos los casos, los ruidos suelen cesar en cuanto la persona empieza a conectar con los guías angélicos y seres de luz. Conviene pues, atender los mensajes que emiten sutilmente los ruidos que nos molestan. Si no lo hacemos, es posible que vayan subiendo los decibelios de forma progresiva. He podido comprobar en múltiples ocasiones que cuando alguien chilla o vocifera es porque no fue atendido cuando hablaba en un tono normal. Y a veces se trata de una comunicación transversal, como en el caso de una chica que hablaba con sus amigas en un tono de voz muy elevado, mientras su madre estaba sometiéndose a una sesión de AG en la habitación contigua. No es que la chica se estuviera quejando de algo, sino que estaba representando un rol, estaba reflejando los gritos de la niña interior de su madre, una niña interior que estaba molesta porque había en la psique de la madre un trauma infantil sin resolver. Pero ella, la madre, no me lo había contado en la entrevista previa, así que gracias al tono de voz de su hija se me ocurrió preguntarle sobre su infancia. En cuanto sacó a la palestra aquella información, los voceríos de su hija cesaron. Interesante caso de comunicación transversal.

El Meta lenguaje de tu Vida está disponible en PDF desde esta Plataforma al precio de 12 euros.

Compartir por vía:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You cannot copy content of this page

UTEA

Ofrece más de 8,000 prácticas de yoga sin publicidad, documentales y series originales que exploran nuestras historias humanas y cósmicas.

Prueba Gratis