SOLEIKA LLOP

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La Astrología, la Cábala, la simbología, la mística y otras muchas disciplinas han sido el pan de cada día durante mi infancia, adolescencia, hasta el día de hoy.

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La Astrología, la Cábala, la simbología, la mística y otras muchas disciplinas han sido el pan de cada día durante mi infancia, adolescencia, hasta el día de hoy.

8. Fractalidad Ascendente y Descendente

La Fractalidad Ascendente

Un fractal es una estructura que puede dividirse infinitamente, generando en cada división la misma estructura, a una escala más pequeña pero idéntica a la figura original. Dicho de otro modo, los fractales son formas auto semejantes que pueden ser magnificadas, incluso a un tamaño mayor que el del universo físico, o divididas, y siguen conservando los mismos patrones de la imagen original: es como ver en una piedra la forma de la montaña a la que pertenece o una galaxia en una huella digital. Dicen que los fractales podrían ser la huella digital de la divinidad.

El descubrimiento de los fractales- realizado por el matemático francés Benoît Mandelbrot- ha revolucionado el mundo de las computadoras y nuestra forma de vivir y de percibir el universo, en el sentido de que nos permite entenderlo mucho mejor. Los fractales se pueden observar en las nubes, en las montañas, en los bosques, en frutas y verduras, en el cuerpo humano, etc.

El latido de un corazón sano posee un patrón fractal característico. Muchos patrones fisiológicos han demostrado ser fractales. Por ejemplo, cuando se analizan los fractales de un tumor, parecen una maraña de hilos sin orden ni concierto, la vasculatura tumoral resulta caótica, desorganizada, semejante al muérdago. En cambio, la estructura vascular de una persona sana forma un dibujo fractal hermoso, que va bifurcando de forma ordenada como si fuera la raíz de un bonito olmo.

Si aplicamos al principio hermético “Como arriba, es abajo”, es lógico pensar que cualquier comportamiento de la naturaleza puede ser extrapolable al ser humano. De la misma forma que existe un ADN biológico —que es minoritario, alrededor de un diez por cien del total— y un ADN sutil, es lógico admitir que existe una geometría fractal sutil cuyas posibilidades serían asimismo mucho más amplias que las que ofrece la geometría fractal del mundo de las formas, siendo que una —la sutil— actúa sobre la otra y la condiciona. Ya que toda realidad de la tercera dimensión se crea desde un diseño previo en el campo cuántico. La geometría fractal nos permite contemplar el mundo de los seres vivos de una manera extremadamente precisa. Lo mismo podemos decir de la geometría fractal sutil.

Cuando algo preocupante o perjudicial para nosotros está ocurriendo en nuestro interior, de forma recurrente, y no nos enteramos. Es decir, cuando los procesos internos no son captados por la consciencia y son susceptibles de perjudicar al individuo, sobre todo cuando son muy repetitivos, es muy probable que se dispare el mecanismo de la fractalidad ascendente. O sea, que las imágenes psíquicas empiecen a desfilar desde dentro hacia el exterior. Este mecanismo ha sido ampliamente descrito por Jung a lo largo de su obra, el investigador Rafael López Guerrero lo ha definido como la “fractalidad ascendente”.

Pasaríamos entonces de la onda a la partícula, la luz se concretiza, la onda colapsa, se transforma en una anécdota, en un hecho concreto que será interpretado por unos personajes determinados de la vida real.

Un ejemplo aclarará este concepto: Imaginemos que un hombre de forma recurrente, silencia e inhibe la manifestación de su Yo femenino, es decir, de su intuición, su imaginación, su fantasía, su sensibilidad, su delicadeza, su capacidad de amar, de entender el mundo desde el interior, etc., y supongamos que esta actitud está perjudicando su mundo celular y su vida de relación. Si vive este proceso interno sin darse cuenta de ello, se creará un desequilibrio en su psique, y por tanto, en sus células. Entonces, seguramente llegará un momento en que dicho proceso se exteriorice, será cuando se disparen los mecanismos de la fractalidad ascendente y del colapso de la función onda. Su feminidad frustrada puede acabar manifestándose en el exterior, tal vez bajo la forma de una fémina de malas pulgas que podría complicarle la vida y que será como un fractal, una imagen recortada y proyectada de su feminidad, de una diosa muy airada por el poco caso que le hacen.

La reacción más común suele ser, al cabo de un tiempo, sustituirla por otra, es decir, buscar otra pareja, esa sería una solución conductista, es decir, que actúa sobre el síntoma. Pero la consecuencia más directa de todo ello puede ser que la próxima pareja que encuentre el hombre de nuestro ejemplo reproduzca exactamente el mismo patrón, solo que esta vez con el volumen un poco más subido. En efecto, si la vida entiende que somos sordos, lo lógico es que suba los decibelios. Hasta que llegue un momento en que, harto de tener problemas, empiece a plantearse si no será él mismo, el que está fallando y decida acudir a una sesión de Alquimia Genética o a cualquier otra técnica que le aclare el embrollo.

La transmisión de información a través de los canales psicogenéticos, de padres a hijos, se hace siguiendo un patrón fractal. Las células leen la información que les ha sido transmitida y reproducen al infinito el mismo patrón. Hasta que se modifica la estructura base. En efecto, los matemáticos dicen que cambiando algunos parámetros del modelo, se puede modificar la apariencia de la estructura.

Pongamos el caso de una persona que tuvo un bisabuelo, un abuelo y un padre alexitímicos, es decir, que no sabían expresar sus emociones, esa fue la información que la persona recibió a través de sus canales psicogenéticos, de los fractales psicológicos familiares. Si toma conciencia y rectifica, proponiéndose expresar lo que siente, estará rompiendo el patrón y creando un nuevo holograma, una nueva estructura de la que se beneficiarán sus descendientes, ya que estos no heredarán la alexitimia de los ancestros.

Este razonamiento es válido tanto para el ADN biológico como para el sutil. La estructura fractal del universo también puede explicar la influencia que ejercen los seres humanos sobre los patrones climáticos o la que ejerce una masa crítica de personas sobre el resto de la colectividad. Abundando en la idea de la fractalidad, podríamos hacer una pequeña digresión para decir que los seres humanos constituyen el pueblo celular de los guías angélicos. Para que ellos evolucionen, nosotros hemos de conseguir una conciencia, autónoma. Los ángeles son una parte de nuestro multiverso, es decir, de nuestro Yo multidimensional, pero moran en una dimensión más implosionada.

Cuando conectamos con los guías, entramos en comunicación con una de nuestras muchas copias. Pensemos en la imagen de los muñecos de las guirnaldas de papel que van cogidos de la mano, esas que se utilizan en los cumpleaños. Cuando nos dirigimos al Yo angélico, es como si el primer muñeco le hablara a otro que está al final de la guirnalda. En ese sentido, podemos decir que formamos parte del pueblo celular de los ángeles, igual que ellos forman parte del nuestro.

La Fractalidad Descendente

Este es un término que me llegó en el transcurso de una meditación y que describe el proceso contrario al de la fractalidad ascendente. Es decir, que en vez de ir hacia fuera, las imágenes desfilan hacia el interior, aparece un escenario, dentro de otro escenario, y este a su vez dentro de otro escenario. Es lo que el investigador Nassim Haramein expresó diciendo:


Todo está dentro de todo, cada punto del universo tiene el potencial del todo. Un día salí de mi cuerpo y viajé en mi mundo celular, y percibí mis células como puntitos, lo mismo que los átomos que las formaban, fue de lo más grande a lo más pequeño en cuestión de pocos minutos. En vez de construir aparatos costosísimos y cada vez más grandes para descubrir partículas cada vez más pequeñas, lo que deberíamos hacer es comprender la mecánica de la división a través de la cual aparecen esas partículas cada vez más pequeñas.

Y ¿para qué buscar la partícula más pequeña? ¿Solo para que un físico pueda ponerle su nombre y ganar el Nobel? ¿Qué significa eso para nosotros? Pues significa que cada átomo tiene una conectividad infinita con todo lo demás (eso quiere decir que todo acontecimiento exterior está íntimamente ligado a lo que vivimos por dentro). Mucha gente no puede imaginar el infinito porque se representa que eso tiene que ser un punto inmenso exterior a nosotros, pero lo que deberíamos entender no es cuán lejos podemos llegar en el universo o cuál es la partícula más pequeña de todas, sino la dinámica de la cuantización, es decir, de esa extrema división.

Si tengo una naturaleza infinita en mí, ¿cómo es que no puedo percibirla? Es porque estoy limitado por mis sentidos, por lo externo, sin embargo, podemos llegar a generar una singularidad y conectar con el resto de las cosas. Así que cuando queramos visualizar el infinito, podríamos intentar dirigir nuestros sentidos hacia lo infinitamente pequeño que se encuentra en nuestros átomos y células (para eso sirve la Alquimia Genética). Todos los grandes maestros han dicho que tenemos que dirigir nuestros sentidos hacia el interior para conectar con nuestra naturaleza infinita, el templo está en nosotros. Con once años comprendí que tenía que haber una relación entre la expansión del universo y la contracción, descubrí un mundo que parecía tener un potencial infinito. (La expansión estaría conectada con la fractalidad ascendente y la contracción con la fractalidad descendente).

Comprendí que la parte de contracción del universo, la femenina, la receptiva, es la que crea. En cambio, la parte que irradia, la emisiva masculina, es la que aliena y destruye, pero toda nuestra ciencia está basada en la parte que irradia. Si todas las galaxias, las estrellas, los planetas, si todo lo que existe irradia en el vacío, eso significa que el vacío está lleno… de energía. El vacío está en la parte de contracción de la estructura del universo, es la parte que no vemos (lo mismo ocurre con el ADN, el 90% —ADN sutil— determina el funcionamiento del 10% restante, el ADN biológico).

La parte de contracción sería la curvatura del espacio/tiempo y la energía del vacío yendo hacia una singularidad en el centro del sistema. La parte expansiva es lo que percibimos como la realidad y la parte de contracción que no vemos sería el vacío curvándose hacia sí generando un campo gravitacional. En la estructura del doble tetraedro (dos pirámides, una con el pico hacia arriba y la otra hacia abajo), cuando introduces una pirámide dentro de otra, encuentras un equilibrio total entre todas las posibilidades vectoriales, entonces aparece una esfera perfecta (es cuando el cielo penetra en nuestra tierra, es cuando la parte más elevada de nuestro ser, el Yo Superior, se funde con el ego personal y dirige los pasos del individuo, en 3D, entonces todo en nuestra vida se equilibra, es el estado llamado “Nueva Jerusalén”). Macho y hembra juntándose forman un nuevo punto. El vacío dirige la estructura de la realidad. Somos una extensión del espacio observándose a sí misma, ese es el feed-back o retroalimentación entre lo interno y lo externo, es lo que dibuja la dinámica de todas las fuerzas de la naturaleza.

Para poder captar toda la información del universo, tenemos que poseer una elevada vibración y esta se conquista a través del amor.

Comprendí el proceso de la fractalidad descendente explorando las Capas de mi ADN sutil. El resultado que obtuve fue el de un Zoom al revés. Es como pasar de ver una corrida de toros desde el centro del ruedo a verla desde las gradas. Pero si se sigue profundizando, se percibe que la plaza de toros está situada en una ciudad, que a su vez forma parte de un país, y este de un continente, etc.

Podemos concluir que trabajar con las Capas amplía enormemente la perspectiva, ayuda a situar nuestra pequeña realidad en un contexto más amplio y a relativizar, lo cual lleva a desdramatizar la existencia y a tomar conciencia del carácter holográfico de todo cuanto vivimos. Ayuda también a crear en uno mismo un sistema autoorganizado, es decir, que se autorregula.

Veamos un ejemplo de fractalidad descendente:

Estoy explorando la Capa 2 de mi ADN sutil, la que tiene que ver con mi acceso a la abundancia, con mi capacidad de generar prosperidad. Al penetrar en este territorio de mi psique, veo una cabaña muy sencilla de un pueblo en la que viven unos campesinos modestos. Muevo los mecanismos de la fractalidad descendente y aparece en mi pantalla mental una casa señorial, resulta que la cabaña es la de los guardeses de la casa señorial. Eso significa que en un principio, el área 2 estaba siendo utilizada por mí de forma muy modesta y limitada. Sin embargo, al realizar el protocolo, se reordena su información, y entonces lo que aparece es el potencial del que dispongo en esta área, que es mucho más amplio de lo que yo creía en un principio.

Pero para poder tomar consciencia de ello, he tenido que explorar esta área de mi psique a través del proceso de la fractalidad descendente, que consta de un protocolo especial que he creado en el marco de la Alquimia Genética. La fractalidad descendente es una forma de explorar el inconsciente. Para poder practicar con ella, es necesario acceder a los Cursos de Formación de Alquimia Genética.

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