¿Imaginas un pueblo de personajes que viven sepultados bajo tierra intentando comunicarse con los que viven en la superficie, desplegando ingentes esfuerzos para hacer oír su voz, diciendo algo así: “Eehhhh, ahí estoy, justo debajo de tus pies, me escuchas?”. Un colectivo que se las ingenia como puede para que nos enteremos de su presencia y que en casos extremos puede llegar a provocar hasta un terremoto que haga temblar toda la realidad de los sordos de la superficie. ¿Puedes imaginar esto? Te lo presento, es tu pueblo celular, formado por cerca de cuarenta billones de células, pero también de tendencias, un pueblo que vive en un universo cuántico, situado por debajo del umbral de tu consciencia. Cuando se harta de que no le escuches, puede provocar, como decíamos, un terremoto o enfermedad que te obligue a plantearte muchas preguntas.
Pues bien, la Alquimia Genética puede ser considerada como un idioma que te permite establecer una comunicación fluida con ese pueblo cuántico. Pero es un idioma de amplio espectro, porque además de “endo” es también “exo”. Me explico: el genial investigador Nassim Haramein ha definido al ser humano como un horizonte de eventos, como una especie de frontera que divide y delimita el macrocosmos del microcosmos. Siendo lo macro lo que sucede por fuera y lo micro lo que acontece de puertas adentro. Resulta que existe una perfecta simetría entre los macro y los micro eventos.
Se están cruzando las líneas de tiempo, y esto promueve la aparición de determinados maestros e instructores. Muchos hicimos cola para poder venir a la Tierra y vivir ese cruce simultáneo de múltiples líneas temporales. Se están adelgazando los muros que separaban las dimensiones, estamos empezando a sentir estas filtraciones donde percibimos cosas que no son del todo nuestras. A menudo esas filtraciones son interpretadas como trastornos mentales. Pero más vale que empecemos a tomar conciencia de su significado si queremos evitar que nuestra sociedad se transforme en un colectivo de “trastornados”.
No se puede enseñar nada a un hombre, solo se le puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo, dijo Galileo Galilei.
La Alquimia Genética permite activar el cerebro en nuevas frecuencias y patrones, creando nuevas conexiones sinápticas. Pero para que desarrollen una relación duradera, es preciso activarlas y repasarlas. Permite acceder a la metaconciencia, una conciencia simultánea de la experiencia y del contexto en el que se desarrolla. Podría interpretarse como la capacidad de no fusionarse con las experiencias, de no identificarse con ellas y de preservar un grado de perspectiva amplia que nos permite tener una visión global de la situación y de nosotros mismos como parte de ella. Ese estado se puede alcanzar a través de la Alquimia Genética (AG). La AG favorece la neuroplasticidad, o capacidad de las neuronas para modificarse o transformarse.
Cuando uno practica mucho con la AG, la edad biológica se va distanciando de la edad cronológica. Existen unas estructuras, al final de los cromosomas, llamadas telómeros, cuya función es proteger el material genético. Cumplen una función similar al remate de los extremos de los cordones de los zapatos, es decir, evitan que el ADN se deshilache y se dañe. Con la edad, se van acortando, el estrés los acorta y las células pierden su capacidad de dividirse. Existe una enzima, llamada telomerasa, que es la encargada de construir los telómeros. Se ha demostrado que la práctica de la meditación aumenta la telomerasa y rejuvenece el sistema inmunitario. Meditar doce minutos al día durante ocho semanas provoca un aumento en la actividad de la telomerasa, se ha demostrado que a largo plazo la actividad meditativa podría dar lugar a una protección de la actividad telomérica.
A través del nuevo lenguaje de la AG, es posible dar voz y voto a ese ingente pueblo de celulitas, es posible entrar en comunicación con ellas y permitir que expresen su parecer. De este modo, sentirán que las estamos cuidando, que nos ocupamos de su bienestar. Todo ello tendrá efectos muy positivos sobre nuestra homeostasis o equilibrio interior. Y al mismo tiempo, estos efectos se extenderán a nuestra realidad exterior por efecto de la fractalidad, porque el macrocosmos no es más que un reflejo del microcosmos. Aprendamos juntos este nuevo lenguaje.
Soleika Llop
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