Podemos añadir a lo expuesto por Kabaleb que DMT es el nombre con el que se designa a la dimetiltriptamina, un compuesto psicodélico, también llamado “molécula del espíritu”. Está presente en pequeñas cantidades en buena parte de las especies del planeta. Es el psicodélico de acción más intensa que se conoce. Su capacidad para provocar estados alterados de conciencia es la razón por la cual las tribus amazónicas lo han consumido ceremonialmente desde tiempos inmemoriales, bajo la forma de ayahuasca, la DMT siendo su principio activo. 

Quienes la han consumido cuentan lo siguiente:

Provoca alucinaciones con los ojos abiertos o cerrados, y un extenso movimiento en el campo visual. Hay dificultad para expresar los propios pensamientos, y concentrarse en un tema dado. Usualmente hay cambios de humor hacia la euforia con risas inmotivadas, pero se ha reportado ideación paranoide, sentimientos de ansiedad y estados de pánico. Cuando irrumpes en este espacio, hay varias impresiones simultáneas: antes que nada tienes la impresión de estar bajo tierra, muy abajo, no puedes decir por qué, pero hay una sensación de un inmenso peso sobre ti, pero tú estás en un espacio grande, en un domo voluminoso. La gente lo llama el “domo” de la DMT. 

Ese “estar bajo tierra” describe muy bien la función plutoniana. Es descender a las profundidades del inconsciente. Pero es posible vivir esta experiencia sin necesidad de consumir ninguna sustancia: a través de la Alquimia Genética. Con los protocolos que utilizamos, es bastante fácil alcanzar ese “domo”.

Bajo cierto estrés o estimulación, la glándula pineal segregaría cierta cantidad de hormona DMT que es la que facilitaría la entrada y salida del alma del cuerpo. Con meditación, baile, cantos, podría ocurrir un flujo endógeno de DMT correlacionado con espíritu místico espiritual. Hay quien habla de la DMT como de una llave hiperdimensional. La pineal ha sido considerada por varias tradiciones místicas como «el tercer ojo», pues está relacionada con la capacidad de experimentar visiones trascendentales.

La DMT está asociada con visiones de fractales, elfos interdimensionales, guardianes y demás seres que conforman una mitología psicodélica, así como con experiencias espirituales o seudo-espirituales, en gran medida gracias a Terence Mckenna, que defendió el uso de las plantas psicodélicas, las cuales consumió durante buena parte de su vida. El popular etnobotánico que impulsó esta sustancia en la conciencia colectiva (y que por cierto, murió de un tumor cerebral), no mencionó tanto que muchas personas sufren experiencias traumáticas y perturbadoras, sensaciones de volverse loco, disociación, flashbacks, paranoia, y dificultades para retomar la vida normal. 

La glándula pineal es el vínculo entre los estados objetivos y subjetivos de conciencia, entre los mundos visibles e invisibles de la naturaleza. La estructura de la pineal, conformada por células muy similares a las de la retina, es considerada vestigio de un tercer ojo primitivo.

Ciertos investigadores advierten un proceso de endurecimiento de esta glándula, por calcificación. Factores como la edad y la exposición a sustancias tóxicas, así como los efectos de ciertos estados psicológicos, por ejemplo el estrés, al parecer van neutralizando sus funciones. Múltiples hábitos del estilo de vida contemporáneo presumiblemente atentan contra su funcionamiento, entre ellos: el consumo de alcohol, tabaco, cafeína, azúcar refinado, mercurio y el flúor, ingrediente en pastas dentales u otros productos dentífricos.