Plutón se asocia a los comienzos y los finales, a la muerte y al renacimiento, la luz solamente puede encontrarse en la más profunda oscuridad, el camino del cielo pasa por los infiernos. Oscuridad entendida como una exploración de los meandros del inconsciente, de todo aquello que sitúa por debajo del umbral de nuestra consciencia. Y quien se explora a fondo, acaba encontrando sus propias sombras, sus contenidos inconfesables.
Plutón es un iniciador en el sendero de la iluminación, un unificador de opuestos, un maestro en el arte de resolver dualidades, está relacionado con el fénix, un pájaro que renace perpetuamente a una nueva vida de las cenizas de su viejo ser.
Se habla de la gravitación plutoniana, que es la atracción hacia el centro, hacia el núcleo del ser.
Plutón, lo mismo que su colega Urano, no admite un no por respuesta, solo hay una opción: responder al cambio, oponerse a él es una pérdida de tiempo. Trabajar conscientemente con esta energía hará que resulte más fácil la transformación, ya que no se tendrá que soportar la presión de hechos externos que fuercen el proceso, no es recomendable ser una víctima inconsciente de los procesos vitales, co participar con ellos es mucho más provechoso y saludable. Siempre que transita por un signo, Plutón produce una liberación de energía del inconsciente, esto estimula recuerdos dormidos, olvidados o reprimidos. Hace que se resquebrajen las máscaras sociales, y que se caigan los velos e ilusiones.
Plutón nos lleva a morir para renacer, pulveriza los contenidos que han dejado de ser útiles de cara a nuestra evolución. En el transcurso de las sesiones de Alquimia Genética, ocurre a menudo que la persona se bloquee y que diga de repente: “no veo nada, no oigo nada”. Esto nos obliga a iniciar una negociación cuántica con la mente racional, le preguntamos qué podría ocurrir si la persona siguiera adelante en su viaje hacia las profundidades de su inconsciente. Y con frecuencia la mente contesta: “morirás”. Este es uno de los argumentos preferidos del ego personal. Y entonces se le contesta a la mente: “Sí, en efecto, morirá una parte de mi ser para que yo pueda renacer a otra forma de ser y de percibir la vida”. Ese es el proceso plutoniano. Es el vuelo del Fénix.
Bibliografía:
La Dimensión Galáctica de la Astrología, de Dane Rudhyar; La Ascensión del Fénix, de Haydn Paul. Tercer Curso de Astrología Cabalística, Kabaleb.