¿Vivimos en un mundo absurdo, regido por el azar y carente de propósito, o bien todo tiene una lógica y una razón de ser? Esa es la cuestión. Como expresó un científico, cuyo nombre no recuerdo: “Con solo una ínfima modificación en las constantes cosmológicas, nuestro universo no podría existir tal como lo conocemos. Todo ha sido calculado al milímetro.”
Partiendo de esta lógica, podemos afirmar que la parcela de Malkuth, o mundo material, que el universo nos ha concedido es el resultado de un plan previo, de una reflexión emanada desde el cuartel general de nuestro ser. Esta parcela representa el lugar donde hemos aterrizado al nacer. En toda lógica, ese fragmento de materia está dotado de todas las condiciones necesarias para el cumplimiento del plan de nuestra alma.
Muchos se preguntarán: ¿Qué sucede si ese espacio es mísero, carente de recursos, desértico, conflictivo o inhóspito?
En tal caso, si el lugar es inhóspito, es legítimo que uno busque emigrar hacia un entorno más acogedor, así como la primera obligación de un prisionero es intentar escapar. Sin embargo, es fundamental hacerlo desde la conciencia, indagando por qué el alma nos ha guiado hacia ese lugar específico. Conectar con la conciencia implica sintonizar con nuestro canal intuitivo y plantearnos preguntas como: ¿Por qué he aterrizado en este lugar? ¿Qué enseñanzas me ofrece? ¿Qué debo comprender acerca de la falta de recursos o la miseria que me rodea?
En la obra Arpas Eternas de Josefa Álvarez Luque, se menciona el ejemplo de un hombre que fue curado por Cristo. Era un mendigo con las piernas torcidas que no podía caminar. Según Josefa, el Maestro le reveló que, en una vida anterior, había sido un hombre muy rico y derrochador, que había abusado de sus trabajadores. Todo tiene una razón de ser.
Asimismo, se comenta en la Gaceta Celestial que el pueblo romano, conocido por sus numerosas invasiones y actos de latrocinio, especialmente durante la época de Jesús, reencarnó en países sometidos a férreas dictaduras. Esto se conoce como karma colectivo o karma societal.
¿Es lícito que un ciudadano que vive bajo la férula de un dictador decida emigrar a un país más democrático? Sí, puede serlo, siempre y cuando antes examine su pasado y comprenda qué lecciones la vida le ha ofrecido a través de su experiencia con el dictador. Si no lleva a cabo este ejercicio de reflexión, es probable que, al emigrar, se lleve consigo al dictador en sus maletas.
Así, se verá obligado a reencontrarse con ese personaje difícil, que puede manifestarse en forma de pareja, superior jerárquico, suegra o vecina, pongamos por caso. Experimentará las mismas circunstancias que enfrentan muchos inmigrantes: dificultades, rechazos, abusos y una variedad de problemas. En la medida en que genere sentimientos de rabia, crítica, tristeza o incomprensión hacia su difícil situación, es probable que esta se agrave, poniendo en riesgo su salud y resistencia. Todos conocemos casos cercanos que ilustran esta realidad.
En este momento, Plutón acaba de instalarse en Acuario, que corresponde a la casa 9 de Estados Unidos, un país estrechamente vinculado al signo de Géminis. La casa 9 simboliza, entre otras cosas, lo extranjero y lo foráneo. Sabemos que Plutón se encarga de explorar las profundidades y sacar a la luz todo lo que encuentra oculto. En este contexto, se puede entender la decisión del gobierno estadounidense de “invitar” a los inmigrantes a regresar a sus países de origen.
Desde una visión superficial, podemos desaprobar o criticar la política de cualquier mandatario. Sin embargo, no debemos olvidar que estamos entrando en la Era Acuariana, una era que se caracteriza por la conciencia. Por lo tanto, nuestro papel como ciudadanos acuarianos no es criticar ni denigrar, sino intentar comprender las dinámicas políticas y sociales desde un nivel superior, es decir, desde el nivel de las causas.
Desde esta atalaya, comprenderemos que nada es injusto y que todo tiene una razón de ser más allá de las apariencias que nos presentan los títeres de turno. Cada vez que emitimos críticas mordaces hacia uno de estos títeres, estamos enviando detritus al espacio etérico. Sin embargo, estos detritus siempre tienen un billete de vuelta, como los boomerangs, por lo que no son la opción más recomendable.
Para concluir, podemos afirmar que, sean cuales sean los movimientos que realicemos, es preferible, en pro de nuestra salud física, emocional y mental, que se lleven a cabo desde la conciencia.