27. Salud mental y fuerza crística

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Según cuentan quienes han pertenecido al círculo estrecho de los colaboradores del Maestro Jesús, cuando él se acercaba a algún perturbado mental, este recobraba de inmediato su equilibrio. Jesús no necesitaba saber si padecía depresión, esquizofrenia, psicosis o neurosis. La increíble fuerza de su energía amorosa acababa con cualquier alteración. 

¿Acaso nos quiso enseñar que esa es la mejor de las respuestas? Según cuenta Josefa Álvarez Luque en su obra Arpas Eternas, las historias personales de los perturbados que Jesús curaba tenían un punto en común: habían sufrido un importante trauma, una circunstancia que no habían podido encajar o integrar y que había hecho saltar sus resortes mentales. 

Pero, ¿cómo puede ser que el mero contacto con el aura de Cristo, a veces incluso a varios metros de distancia -dicen que su aura era detectable a 40 km- les hiciera recobrar el equilibrio mental? 

Para responder a esta pregunta es preciso entender cómo funciona el mundo de las energías. Lo que provoca los desarreglos psíquicos son las entidades del bajo astral, las cuales, en presencia de la vibración crística, huyen despavoridas. Se trataría entonces de averiguar de qué manera uno les abre la puerta, permitiendo que se instalen en su psique y se adueñen de sus resortes. Existe un variado número de vías de acceso por ejemplo, la rabia, el rencor, el odio, la crítica, la insatisfacción, la duda, la tristeza, la incomprensión, la desesperación. Todo ello nos puede llevar a reaccionar en vez de responder. 

Pero también hemos de considerar los factores kármicos. En efecto, ocurre con frecuencia que las personas que padecen desequilibrios psíquicos estén ejerciendo el papel de “punto limpio” de cara al entorno familiar o al entorno social más cercano. Personas que actúan a modo de agujeros negros absorbiendo toda la negatividad de dicho entorno para transmutarla. 

Hay quien atribuye este proceso a ciertas lealtades que esas personas asumen respecto a la familia. Pero ¿no sería más bien una lealtad hacia uno mismo? Ya que se trata de una misión de vida, de algo que ya fue pactado por el interesado en función de acuerdos kármicos preexistentes. 

Puede ocurrir que el proceso sea reversible, que con mucho amor y comprensión por parte de los familiares y del entorno la persona recupere su equilibrio psíquico. Pero también existen procesos irreversibles en los cuales no hay posibilidad alguna de recobrar la cordura. En estos casos, el hecho de que algún miembro de la familia o del personal sanitario sea consciente de estos mecanismos y ayude al paciente -por ejemplo con herramientas alquímicas- puede mejorar enormemente su calidad de vida. 

No estamos hablando de meras posibilidades, sino de hechos comprobados a través de la Alquimia Genética. Es posible incidir sobre la vida de una persona hablando con su alma, reconociendo su labor, aunque sea de forma etérica, es decir, desde el campo cuántico. Personas cuyas facultades mentales estaban totalmente perturbadas y sin posible vuelta atrás mejoraron su actitud respecto a sus cuidadores o a su familia. El amor siempre es la respuesta.

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