Cierras los ojos, haces tres respiraciones lentas y profundas. Te sitúas mentalmente en lo alto de un cerro, de una montañita. El día está despuntando.
Imaginas que el Sol se reduce al tamaño de tu cabeza y penetra por tu coronilla, va entrando lentamente en tu organismo y se coloca en tu corazón. Ahí se concentra su energía.
Imaginas que la luz solar que emite tu corazón empieza a extender sus rayos por todo el entorno, es como si te transformaras en un Sol con patas.
Imaginas que tus billones de células son personajes idénticos a ti, es decir que todos ellos son como solecitos que emiten unos potentes rayos de luz a su alrededor, es decir en dirección a todo tu mundo celular. Sostienes esta visión durante unos instantes.
Vuelves a tu realidad, sintiéndote profundamente bien y con la fuerza de un reactor nuclear, dispuest@ a activar con tu energía a todas las personas con las que te encuentres a lo largo del día.
Alquimia Genética, un Sol para ti, un Sol para todos.