El Mont Saint-Michel es una isla rocosa, situada en la frontera entre Bretaña y Normandía (Francia), sobre la cual fue construido un santuario en honor al Arcángel Miguel. El islote debe su nombre a un obispo al que se le apareció el Arcángel en sueños pidiéndole que construyera un templo en su nombre en este lugar. Es a partir de ese momento cuando el Monte comienza a recibir peregrinos de toda Europa. Según afirman algunos investigadores, en este lugar sagrado y mágico se encontraría una de las entradas al mítico reino intraterreno de Agartha.
Este es un enclave ideal para meditar y para invocar a ángeles y guías. Un espacio que se va energizando cada vez que alguien acude a él para meditar y en el que se acaba creando, a través de la repetición, un importante egregor grupal. El Mont Saint Michel es, además, un lugar de alta protección energética por lo que para trabajar con el cuerpo etérico es importante crearse mentalmente este espacio. Todas las meditaciones y ejercicios de Alquimia Genética tienen su punto de partida en el Mt. St. Michel.