Sustantivo del verbo “masáhir” (burlarse de alguien). Se utilizaba para designar a un bufón o payaso que aparecía en los intervalos de las representaciones teatrales, usando una máscara, este término a su vez proviene del árabe “sakhira” (él burló) que a su vez viene del término “sahir” (burlador).
En el teatro en Grecia no había, claro está, micrófonos y la voz no era lo suficientemente potente como para llegar a todos los espectadores. Entonces se usaban máscaras, cada una de ellas expresaba un sentimiento mediante una mueca, tristeza, alegría…
Estas máscaras se llamaban «per sonare», para sonar. Persona proviene del latín persōna, que significa ‘máscara de actor’ o ‘personaje teatral’, y este del etrusco phersu, que a su vez viene del griego πρόσωπον (prósōpon), que traduce precisamente ‘máscara’. Por lo tanto, la máscara es nuestra personalidad pasajera, episódica, es el papel que nos ha tocado, o mejor dicho, que hemos elegido, en el teatrillo de la vida.