Cierras los ojos, haces tres respiraciones lentas y profundas. Te trasladas mentalmente al patio de butacas de un teatro, allí donde se sientan los espectadores. Delante de ti, imaginas que hay un escenario. Sitúas en este escenario a todos los actores/personajes con los que has interactuado a lo largo del día de hoy. Puedes incluir personajes televisivos si has estado mirando la TV, ya que ellos también forman parte de tu realidad.
Colocas a todos estos personajes en el escenario del teatro. Imaginas que todos ellos te hacen una bonita reverencia, te saludan después de su actuación. Les mandas todo tu agradecimiento, porque te han enseñado partes de ti que tal vez desconocías o que no veías, como hacen los espejos, que nos enseñan lo que no vemos de nosotros mismos.
Imaginas que en sus corazones se enciende un pequeño Sol, que representa la luz que te han aportado, la parte de consciencia que han movido en ti, seas o no consciente de ello.
Imaginas que esos Soles se juntan formando un Sol más grande. En lo alto del teatro hay una cúpula de cristal que se abre y descubre un precioso cielo azul.
El Sol que se ha desprendido de los personales asciende, sube hacia el cielo, en dirección al Sol que ilumina la Tierra, que es como su hermano mayor. Ambos Soles se juntan. De esta manera, el Astro Rey incorpora, en forma de quintaesencia, de perfume sutil, todas las experiencias de tu jornada.
Eso ya ocurre habitualmente, pero ahora lo estás haciendo de forma consciente. Ya puedes entregarte a los brazos de Morfeo, es decir, puedes dormirte, pidiendo que, en tus sueños, te permitan sentir los efectos positivos de esta meditación.
Alquimia Genética, un Sol para ti, un Sol para todos.