Hemos hablado, en un audio y en un post anterior, del pueblo celular, pero esa es una temática muy amplia que da mucho juego. El pueblo celular somos nosotros en pequeñito, en versión cuántica, cuando invocamos su presencia, no llamamos al pueblo entero, evidentemente, sino a una delegación de todos ellos. Es como si invitáramos a un elenco de actores a subirse a un escenario para declamar su papel. ¿Se presentará cualquier actor al azar? Pues no, Dios no juega a los dados, subirán a escena los que más necesiten transmitirnos un mensaje en el momento en que se realiza la exploración.
Cabe preguntarse: “¿Quién se encarga de hacer la selección de personal? Quién decide qué personajes van a salir a la palestra, entre tantos millones? La respuesta es la misma que se formulan los científicos cuando se preguntan quién decide que unas células indiferenciadas se junten para formar un piececito o un riñoncito, o un corazoncito en el feto. Ahí tenemos el eslabón perdido de la ciencia. Todo ello se decide desde el campo cuántico. ¿Acaso los paletas colocan los ladrillos al azar cuando construyen una casa? No, están dirigidos por un ingeniero que sigue los planos del arquitecto. En el mundo cuántico sucede lo mismo, el Gran Arquitecto del Universo (GADU) es quien se encarga de elaborar los planos, o el patrón que derivará en algo tangible en la tercera dimensión. Llamémosle Dios, campo de fuerza, espíritu o GADU, da lo mismo, de ahí parten las órdenes que harán aparecer un actor u otro en el escenario. O que harán aparecer un escenario u otro.
Veamos un ejemplo: recuerdo un día en que entré en meditación después de haber estado casi un par de semanas sin conectarme. Cuando convoqué a mi pueblo celular, me vi en una playa muy concurrida llena de gente tomando el Sol o paseando por la orilla, cámara en ristre. Cuando pregunté a mi Clon/Avatar qué significaba este escenario, me contestó: “¿Qué, de turismo?” Esta escena se ha transformado en un arquetipo, cada vez que estoy varios días sin conectarme, al conectar con mi pueblo celular, veo turistas.
Cuando una persona realiza una sesión de AG o un Taller de Formación, se compromete a repetir las meditaciones un mínimo de ocho veces más, para consolidar la ruta neuronal que se ha abierto. Si por la circunstancia que sea, la persona, al acudir a la siguiente sesión o al siguiente Taller, no ha hecho sus ejercicios, puede ocurrir que el pueblo celular, al ser convocado, se esconda, o aparezcan de espaldas, o con cara de poco amigos.
Para que se dejen ver, o para que se pongan de cara, la persona tendrá que dialogar con ellos, en un tono amable y conciliador. Es lógico que tengan este tipo de reacciones, porque el hecho de entrar en la exploración alquímica es como un regalo suculento para el mundo celular, es como si les diéramos de comer un menú de cinco tenedores, o un manjar elaborado por un chef con tres estrellas Michelín. Si luego pretendemos alimentarlos con un plato de comida rápida o con una sopa de sobre, lo más probable es que se quejen. A medida que les vamos dando delicatesen, se vuelven muy sibaritas.
Por otro lado, los colores, texturas y apariencia de las ropas que llevan estos personajes celulares, así como las épocas a las que pertenecen dichas prendas, nos aportarán muchas indicaciones sobre la psique de la persona. Ropas antiguas indicarán por ejemplo que está moviendo energías antiguas, de dualidad, que está viviendo historias de buenos y malos. Unas ropas muy raídas serán un indicativo de descuido de su mundo celular, o de su imagen.
Posteriormente, al regular el “microscopio”, podremos averiguar qué aspectos de su psique la persona está descuidando.
Volveremos más adelante a incidir sobre este interesante tema.
Soleika Llop
Crónicas Alquímicas 10: el pueblo celular
En este audio nº 10 empezamos a hablar del mundo celular, con el que es posible conectar a través de las técnicas de la AG.
Tocamos también el tema de los cuatro elementos y de su relación con la psique humana.
