Te trasladas mentalmente a una playa paradisíaca, la que más te guste. Imaginas que entras en el agua y encuentras una concha que contiene una hermosa perla. La contemplas, es una perla mágica que, al ser observada, empieza a crecer y crecer hasta que se convierte en una perla gigante más alta que tú. Es como una casita en la que puedes penetrar. Entras y te quedas en ella unos instantes, impregnándote de los maravillosos códigos energéticos que se desprenden de la perla. Y sales de la casita perla, regresas a tu realidad, sintiendo un profundo bienestar.
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